Cuarta cicatriz

No recuerdo qué año fue, pero fue cuando la leche empezó a venderse en tetra-brick. Lo sé porque casi me corto el dedo índice de la mano izquierda intentando abrir uno, y de eso va este post.
Por aquel entonces yo era muy chulito (que no es que haya dejado de serlo, pero ahora lo soy con moderación) y tenía la mala costumbre de abrir los tetra-brick como si lanzara el cuchillo, pero sujetándolo. Un buen día pasó lo que tenía que pasar: no quité el dedo a tiempo. De nuevo quedó el cuchillo encajado, esta vez en otro dedo, y entre la segunda y la tercera falanges, donde conservo otra bonita cicatriz.
Esta vez tampoco me dieron puntos, de hecho parece que el organismo lo tengo bien preparado y cura muy rápido. Mi médico se dió cuenta cuando el botellazo, y recuerdo que recomendaban a mis padres que me dejaran curar sólo.
Después de esta, fue cuando mi padre empezó a despedirse de mi diciendo: "ten cuidado y no te vayas a cortar con nada". Es una costumbre que aún hoy en día se mantiene; la de la despedida, no la de cortarme, afortunadamente.

4 comentarios:

Di dijo...

Qué salado tu padre... aunque con razón te avisaba.
¿Hay más?

Ivana Carina dijo...

Aaajjaja! Tuxman! Tus cicatrices me matan! ^.^

Y si, cuidado chico!

Beso!

dintel dijo...

Genial, tú padre. Como buen padre, te avisaba...

Tuxman Linuxos dijo...

di: Oh, sí, hay algunas más.
ivana carina: Menos mal que a mi no, jajaja.
dintel: Así es.

 
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